Esta mañana he tenido que salir pronto y me he dado
de bruces con un amanecer emblemático de Madrid,
con la estación de Atocha reflejada en los ascensores
del Reina Sofía y al fondo el Conservatorio.
Y no he podido evitar parar un rato para hacer esta foto.
¡Me encanta! todo es equilibrio, hay momentos del día que nunca se repiten, nunca vuelve la misma luz, ni la misma sensación.. un abrazo :-)
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