Ayer asistí a la presentación del libro: "Contigo aprendí" de Silvia Grijalba. Compañera de facultad a la que este año le han dado el premio Lara de novela.
Nada más llegar me encuentro con otro fotero con prisa que tenía que salir pitando para otra foto. En esta ocasión yo no tenía ninguna, iba de invitado, y aunque hice fotos, disfruté de la presentación/entrevista con La Siñeriz.
Pude conversar con gente a la que no veía desde hace años, habituales de la noche en otros tiempos. Curioso ver que seguimos igual, con la carrocería algo cambiada, pero iguales en esencia.
Después fuimos a la azotea de un hotel y estuvimos un rato tomando algo con una Silvia radiante por dentro y por fuera. Algo más delgada, pero con un brillo especial en su mirada.
Me ha alegrado mucho verla y comprobar que a veces las cosas salen bien. Como si realmente existiera el destino y ella estuviera llevando a cabo el suyo, a pesar de un esfuerzo titánico. Es admirable.
Desde que supe que le dieron el premio se activó una parte de mi memoria de la que brotaron recuerdos llenos de color, a pesar de que en aquella época siempre íbamos de negro. Un tiempo en que un grupo de jovenes compartimos muchas horas con la excusa de asistir a la misma clase. Aunque, la verdad, creo que más de un tercio de la carrera se desarrolló en ese bar tan peculiar de periodismo, que más bien parecía un garitazo, con sus propios camellos y todo.
Después fuimos a la azotea de un hotel y estuvimos un rato tomando algo con una Silvia radiante por dentro y por fuera. Algo más delgada, pero con un brillo especial en su mirada.
Me ha alegrado mucho verla y comprobar que a veces las cosas salen bien. Como si realmente existiera el destino y ella estuviera llevando a cabo el suyo, a pesar de un esfuerzo titánico. Es admirable.
Desde que supe que le dieron el premio se activó una parte de mi memoria de la que brotaron recuerdos llenos de color, a pesar de que en aquella época siempre íbamos de negro. Un tiempo en que un grupo de jovenes compartimos muchas horas con la excusa de asistir a la misma clase. Aunque, la verdad, creo que más de un tercio de la carrera se desarrolló en ese bar tan peculiar de periodismo, que más bien parecía un garitazo, con sus propios camellos y todo.
Algunos momentos inolvidables transcurrieron en un sinfín de locales nocturnos, tales como:
El Kruella, donde un pincha rubio, idolotrado por Silvia nos descubrió a los Fine Young Canibals.
El Ras y su eterno ojo metálico que te mostraba más distorsionado que el espejo del Callejón del Gato, donde por cierto todos los susodichos eran pardos y bien pardos, donde podías encontrar la cresta más punk al lado de un divino locomía de la época.
El Kruella, donde un pincha rubio, idolotrado por Silvia nos descubrió a los Fine Young Canibals.
El Ras y su eterno ojo metálico que te mostraba más distorsionado que el espejo del Callejón del Gato, donde por cierto todos los susodichos eran pardos y bien pardos, donde podías encontrar la cresta más punk al lado de un divino locomía de la época.
El Gris y el lado más siniestro de la noche, donde se oía constantemente a Bauhaus, Siouxie, The Cure, y todas esas bandas siniestras, luego mal llamadas góticas.
El Klash, donde Encarna, un encanto de camarera, nos servía alcohol y punk rock.
El Malandro, donde Pablo pinchaba de lujo desde punk hasta psicodelia . Allí creo que fue donde más borracheras nos cogimos toda la dark crew.
Y muchos más, como el Nueva Visión, La Vía Láctea y por supuesto el Agapo, donde descubrí una melodía impresionante y pregunté al gran Kike Turmix ¿quiénes son estos? y me dijo: joder tío, un clásico, los Flaming Groovies y su Shake some action.
En todos estos sitios lo pasé de miedo con los amigos, entre ellos Silvia, con quien siempre ha habido una conexión especial. Un guiño de complicidad de alguien a quien he considerado siempre como a una amiga y a quien quiero y admiro mucho.
El Klash, donde Encarna, un encanto de camarera, nos servía alcohol y punk rock.
El Malandro, donde Pablo pinchaba de lujo desde punk hasta psicodelia . Allí creo que fue donde más borracheras nos cogimos toda la dark crew.
Y muchos más, como el Nueva Visión, La Vía Láctea y por supuesto el Agapo, donde descubrí una melodía impresionante y pregunté al gran Kike Turmix ¿quiénes son estos? y me dijo: joder tío, un clásico, los Flaming Groovies y su Shake some action.
En todos estos sitios lo pasé de miedo con los amigos, entre ellos Silvia, con quien siempre ha habido una conexión especial. Un guiño de complicidad de alguien a quien he considerado siempre como a una amiga y a quien quiero y admiro mucho.
Por eso estoy realmente contento de que haya ganado este premio.
Pd: Cuelgo algunas fotos para que puedan ser descargadas por los que así lo deseeen.
Pd: Cuelgo algunas fotos para que puedan ser descargadas por los que así lo deseeen.
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