Ayer me crucé con una predicadora evangelista.
Estaba con otros siete más, todos dominicanos.
Y leía pasajes de la Biblia, cuando otra persona, también inmigrante,
se acercó para pedirle 2 euros a Elvin. El que parecía a cargo del grupo.
Tengo hambre, le dijo, sujetando su agresividad.
Y su respuesta fue: "te puedo dar paz espiritual".
Insistió, tengo hambre...y ya no obtuvo más respuesta.
Tan sólo información de sus actividades evangelistas.
Eso sí, con mucha amabilidad.
Estos dos hombres hablan de cosas distintas.
Pero ambos quieren saciar su hambre.
Uno el hambre física y el otro el hambre espiritual.
Uno sólo quiere sobrevivir y el otro trascender.
Eso sí, con mucha amabilidad.
Estos dos hombres hablan de cosas distintas.
Pero ambos quieren saciar su hambre.
Uno el hambre física y el otro el hambre espiritual.
Uno sólo quiere sobrevivir y el otro trascender.
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