No tengo vista aérea de la Coronación.
Pero fuimos cuatro gatos.
Pude correr en la Gran Vía
siguiendo al Rolls-Royce.
Algo impensable con La Roja.
Y cuando me paré,
comencé a ver gente peculiar.
Y tuve que dar la espalda a lo Real,
para centrarme en lo relevante.
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