A veces parpadeas y revives una intensa foto de la primavera de tu infancia.
Un lugar donde el aire que respirabas era como escalar una muralla,
como el brotar de las flores o como un cielo intenso y azul.
Si te lo encuentras muchas décadas después intentas fotografiarlo.
Y compruebas que sólo es un lejano fondo desenfocado,
que siempre acompaña la mirada del presente.
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